La princesa Kako de Japón disfruta de los atractivos arqueológicos, paisajísticos y recintos religiosos de las provincias de Cusco y Urubamba, en el contexto del 150 aniversario de las relaciones diplomáticas bilaterales entre Perú y Japón.

La nieta del emperador Naruhito, arribó a la ciudad del Cusco en visita oficial la noche del último fin de semana y bajo estrictas medidas de seguridad se desplazó a su hotel ubicado en el centro histórico de la ciudad.

En la víspera visitó la ciudadela inca de Machu Picchu. Las autoridades municipales le dieron la bienvenida y reconocieron su personalidad. Seguidamente recorrió el legado Inca acompañada de un guía de turismo que le relató datos históricos e investigaciones sobre una de las siete maravillas del mundo, hecho que la dejó fascinada.

La princesa, sencilla, carismática y siempre sonriente, visitó esta mañana la Basílica Catedral del Cusco, antiguo palacio Inca de Wiracocha. Monseñor Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo Metropolitano del Cusco, la recibió y guió. Los gestos de admiración se apreciaron por las obras de arte religioso y arquitectura colonial.

La visita de la princesa Kako de Akishino a dicho recinto religioso se erige como un momento especial en la historia de la ciudad y un recordatorio de la importancia de la diplomacia y la amistad entre naciones.

La integrante de la familia imperial japonesa también visitó el templo Inca del Qoricancha, tanto los recintos arqueológicos como los religiosos. Este espacio es el primer escenario de la escenificación del Inti Raymi, la cual igualmente la dejó impresionada. Luego se dirigió al parque arqueológico de Sacsayhuamán para apreciar los monumentos líticos y baluartes. Afortunadamente disfrutó de un clima agradable y el calor de cusqueños y turistas que al saber de su presencia no dudaron enfotografiarla.