India no debería permitir que la crisis de Ucrania distraiga la atención de los objetivos centrales del G20 y aprovechar su posición emergente como constructor de puentes para forjar soluciones únicas a las crisis mundiales. A juzgar por su espíritu civilizador y su creciente talla mundial, India está preparada para dejar su impronta en la evolución del G20, afirma Pankaj Saran.

El G20 es una agrupación autoseleccionada de las economías sistemáticamente más importantes tras la crisis. Por primera vez, las cuestiones económicas y financieras nacionales e internacionales ocuparon un lugar en la agenda de los líderes mundiales, más allá de la tradicional agrupación del G7. Esta escalada de lo que se consideraban cuestiones específicas de cada país o domésticas, mejor gestionadas por los Ministerios de Finanzas y los Bancos Centrales, fue extraordinaria. De un solo golpe, la agenda económica mundial se convirtió en una agenda política, que requería intervenciones estatales y estaba impulsada por duros intereses y cálculos. Puesto que la creación del G20 a nivel de líderes fue el resultado de una crisis, el estado de ánimo en sus primeros años fue el de agruparse unos en torno a otros, haciendo lo necesario para apagar los incendios y, cuando los mercados se hubieron asentado, centrarse en cuestiones sistémicas y soluciones a largo plazo.

En el caso de la India, cabe señalar algunas similitudes con los acontecimientos que condujeron a la crisis de 2008 y a la aparición del G20 en su forma actual y con la situación mundial actual. En primer lugar, la crisis de 2008 se gestó en Occidente. India y el «Sur Global» no tuvieron ningún papel que desempeñar en el origen de la crisis, como tampoco lo tuvieron en el conflicto de Ucrania. Sin embargo, en ambos casos, este conjunto de países se convirtieron en daños colaterales. En segundo lugar, entonces, como ahora, India era vista como parte de la solución, como demuestra su inmediata adhesión al G20, durante el mandato del Primer Ministro Mammohan Singh.

Aislando al G20 de Ucrania

El mundo ha cambiado significativamente desde 2008. Para los de la generación de 2008 habría sido impensable que el G20 se considerara algún día un foro para abordar también cuestiones de guerra, seguridad y conflictos geopolíticos. Sin embargo, India y el «Sur global» han hecho saber que no quieren que la agenda del G20 se vea descarrilada por las actuales tensiones entre Rusia y Occidente. Este fue el principal reto al que se enfrentó Indonesia durante su presidencia y en la propia Cumbre.

India no debe permitir que la guerra distraiga la atención mundial de los objetivos y propósitos fundamentales del G20. Es cierto que existen peligros y desajustes a corto plazo que exigen una respuesta, pero lo que está en juego para India es a largo plazo. Sus necesidades están empezando a hacerse sentir en todas las facetas de la agenda global, junto con sus capacidades, potencial y papel como proveedor de soluciones a los desafíos globales. India ha tomado, acertadamente, la decisión a nivel del Primer Ministro Modi de ser la voz de la razón y la armonía en un mundo altamente fracturado y de mantener el foco en cuestiones que afectan al bienestar económico y al futuro de la humanidad, como el calentamiento global.

El problema no es sólo la desarticulación económica mundial causada por el conflicto ucraniano, que obviamente ya es bastante mala de por sí, sino inyectar sostenibilidad, previsibilidad, equidad y transparencia en el orden económico internacional. La presidencia del G20 brinda a India precisamente la oportunidad que necesitaba para abordar estas cuestiones. A medida que la economía de la India crezca y el país se integre en el mundo, también crecerá su interés por la salud de este orden. El llamamiento «Una Tierra, una familia, un futuro» del Primer Ministro Modi no podía haber sido más oportuno. Es un mensaje que resuena en todos los rincones del mundo.

Constructor de Puentes

Las relaciones de India con Rusia son bien conocidas por todas las partes, al igual que nuestras relaciones con Occidente son conocidas por Rusia y China. Todos los movimientos e iniciativas de India para desactivar el conflicto serán bienvenidos. Dicho esto, India es plenamente consciente de la dinámica de poder en juego entre las partes del conflicto y del margen de maniobra del que dispone. Si bien desempeñará un papel útil, es poco probable que permita que su capital político se consuma en la mediación o la resolución del conflicto.

Lo que cabe esperar de India (y es el camino más deseable) es que se esfuerce al máximo por configurar un orden mundial y unas instituciones globales acordes que catalicen el crecimiento y creen un entorno que ayude a su propia transformación. Dirigir el G20 en direcciones que apoyen la tarea primordial de India de transformar la vida de 1.400 millones de personas será su máxima prioridad. Esto será nada menos que un bien global por sí mismo. Quince años después de la primera cumbre del G20 en 2008, todas las miradas están puestas en India como próximo motor del crecimiento mundial. Se trata de una posición única, especialmente cuando los centros tradicionales de crecimiento como China, EE.UU. y Europa están en desaceleración o peor.

Además, India desempeñará el papel de puente entre los ricos y el «Sur global», sin polemizar. Los países en desarrollo quieren hacer oír su voz y que se atiendan sus preocupaciones. En este sentido, podemos esperar que India lidere la campaña a favor de una reforma significativa de las instituciones internacionales, incluida la ONU. India tiene la suerte de heredar la presidencia de otro gran país en desarrollo y cederla a otro más. La actual triada del G20, formada por Indonesia, India y Brasil, es por tanto un poderoso grupo que representa al «Sur global». De hecho, Sudáfrica reforzará aún más la perspectiva del Sur en 2025. Las principales áreas de interés que se sugieren son la financiación climática, la seguridad alimentaria, la sanidad, la energía, el público digital, las infraestructuras y la gestión de la deuda, entre muchas otras.

Gestionando el Desafío de China

En medio de nuestra preocupación por Occidente, tanto en el contexto de su control sobre el sistema económico, financiero y tecnológico internacional, como por el conflicto de Ucrania, es fundamental prestar atención también al impacto del cambio en el equilibrio de poder mundial a favor de China dentro del G20. Con o sin el G20, la gestión de China sigue siendo el reto estratégico más importante para India. No se esperan movimientos espectaculares en este frente por parte de India durante su presidencia, pero la tenaz determinación de diversificar las cadenas de suministro y atraer inversión extranjera y tecnología a India seguirá siendo un rasgo definitorio de la política económica india. Desvincularse de China no es fácil. Los legisladores indios lo saben. Sin embargo, India no puede permitirse subcontratar su producción ni exportar puestos de trabajo a China. En su lugar, la estrategia consistirá en promover la India como centro mundial alternativo de fábricas, mercados, tecnología y servicios. No es fácil, pero hay ciertos impulsos que se han desatado en India y que la impulsarán en esta dirección. Mucho dependerá también de cómo se comporte China. Puede o bien tratar a India como un socio igualitario o verla a través de la óptica estadounidense. Si opta por esto último, acabará en una profecía autocumplida. China también debe saber que si India puede resistir la intensa presión occidental sobre Ucrania, puede soportar la presión china con mucho menos esfuerzo. Esta es la oportunidad de China para apoyar a un país asiático hermano, con hechos, no con palabras.

Financiamiento del Terrorismo

El tema del terrorismo no forma parte de la agenda tradicional del G20. Sin embargo, la amenaza del terrorismo es una realidad para India. En 2021, India presentó en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas un Plan de 8 Puntos sobre las amenazas a la paz y la seguridad internacionales causadas por atentados terroristas, que incluía el fortalecimiento del GAFI (FATF, por sus siglas en inglés). Como actual Presidente del G20, cabe esperar que India ponga de relieve el problema que supone el financiamiento del terrorismo, que es la sangre vital del terrorismo, y forje un consenso sobre el tema. Se han dado varios pasos en este sentido. En octubre de este año, India organizó la reunión especial del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de la ONU en Mumbai y Delhi. En noviembre, India organizó la Conferencia Ministerial «No Money for Terror» sobre la Financiación de la Lucha Antiterrorista, en la que el Primer Ministro Modi subrayó que sólo un enfoque uniforme, unificado y basado en tolerancia cero puede derrotar al terrorismo, y que era necesaria una interpretación uniforme de las nuevas tecnologías financieras. Recientemente, la ministra de Finanzas, Nirmala Sitharaman, declaró que la India impulsaría la regulación internacional de los criptoactivos para poner fin a la financiación del terrorismo y que era necesaria una regulación mundial para evitar su uso indebido en la financiación del terrorismo.

La Huella India en el G20

Un año es muy poco tiempo para cambiar el mundo. Sin embargo, a través de la fuerza del ejemplo, manteniéndose fiel a su espíritu civilizatorio y articulando honestamente soluciones a los problemas del mundo, India está bien posicionada para dejar su huella en la evolución del G20. La transformación socioeconómica de India será de profundas proporciones y escala. Aumentará su peso en la escena mundial. El verdadero trabajo duro para ello se encuentra dentro de India: en sus Estados, en sus vastos recursos humanos y en su compromiso con los valores de la democracia y el Estado de Derecho. Ya sea en 2008 o en 2022, India ha logrado aislarse de los choques externos y ha demostrado la resiliencia de su economía, su sistema de gobierno y su sociedad. Es razonable suponer que seguirá siendo así después de 2023.

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Pankaj Saran fue Embajador de la India en Rusia y Alto Comisionado (Embajador) en Bangladesh. Es un diplomático veterano que ha ocupado puestos clave en el Gabinete del Primer Ministro y ha sido Viceconsejero de Seguridad Nacional para Asuntos Estratégicos. Actualmente es el Coordinador de NatStrat India, una organización de investigación centrada en cuestiones estratégicas y de seguridad.

La entrada Reimaginando el G20: Acortando la brecha Norte-Sur se publicó primero en Diario El Sol del Cusco.


Source: RPP