Según un reciente estudio, en los últimos veinte años los lagos en el Ártico se han reducido o secado por completo debido a un descongelamiento del permafrost que ocasionaría canales de drenaje

El Ártico se calienta casi cuatro veces más rápido que el resto del mundo, con el consiguiente derrumbe de glaciares y la pér­dida de hábitats a un ritmo ré­cord. Una situación a la que se une un fenómeno inesperado: sus lagos se están secando.

Un estudio que publica en Na­ture Climate Change señala que en los últimos veinte años los lagos árticos se han reducido o secado por completo en toda la región panártica (norte de Cana­dá, Rusia, Groenlandia, Escandi­navia y Alaska).

La disminución de los lagos supone una sorpresa, pues los científicos consideraban que el cambio climático, al principio, ampliaría los lagos de la tundra debido a los cambios en la su­perficie por el derretimiento del hielo terrestre, y que finalmente se secarían a mediados del siglo XXI o del XXII.

Estos lagos suponen un ele­mento fundamental del ecosis­tema del Ártico, al proporcionar una fuente de agua dulce para las comunidades que allí viven, además aves migratorias y cria­turas acuáticas amenazadas de extinción también dependen de los hábitats lacustres para so­brevivir.

La pérdida de estos lagos, se­gún los autores del estudio, en­cabezados por Elizabeth Webb de la Universidad de Florida, pude tener su causa en el per­mafrost, el suelo congelado que cubre el Ártico.

Degradación de permafrost y drenaje de lagos

El equipo teorizó que el des­congelación del permafrost pue­de disminuir la superficie de los lagos del Ártico al crear canales de drenaje y aumentar la ero­sión del suelo hacia ellos.

«Nuestros resultados sugieren que el deshielo del permafrost se está produciendo incluso más rápido» de lo que se había pre­visto e indican que “la región está probablemente en una tra­yectoria hacia un mayor drenaje a escala de paisaje en el futuro», destacó Webb.

La investigación apunta que el incremento de las precipita­ciones en otoño provoca la de­gradación del permafrost y el drenaje de los lagos. El agua de lluvia transporta el calor al suelo y acelera el deshielo del perma­frost, que puede abrir canales subterráneos que drenan la su­perficie.

El permafrost del Ártico es un almacén natural de materia or­gánica conservada y de gases que calientan el planeta, pues almacenan casi dos veces más carbono que la atmósfera.

«Hay muchas investigacio­nes en curso que sugieren que a medida que el permafrost se descongela, este carbono es vulnerable a ser liberado a la at­mósfera en forma de metano y dióxido de carbono», advirtió la científica.

Un pequeño aspecto positivo sería que los modelos anteriores de la dinámica de los lagos pre­veían su expansión, que descon­gela el permafrost circundante, pero como se están secando, es probable que el cercano a ellos no se descongele tan rápido.

Una investigación reciente sugiere que para frenar la des­aparición de los lagos, quizá la mejor manera de salvar el per­mafrost sea reducir las emisio­nes de combustibles fósiles.

Para lograr sus resultados, el equipo utilizó datos satelitales para identificar amplias tenden­cias en el cambio de las aguas superficiales en el Ártico y usó un enfoque de aprendizaje au­tomático para examinar los me­canismos del cambio climático responsables del cambio de la superficie de los lagos.

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Source: RPP