Uno de los principales valores que toda nación debe conservar es la memorial, tanto para entender nuestro pasado y evitar los errores que condicionaron nuestra historia política. Pero en el Perú es algo  que muy pocos entienden, sobre todo cuando de política se trata.
En estos últimos días se viene voceando la elección del próximo presidente de la Mesa Directiva del Congreso. Una de las candidatas más anunciadas es Luz Salgado, del Fujimorismo. ¿Pero será Salgado la más indicada para presidir la Mesa Directiva del Congreso de la República?
Luz Salgado, es una de los personajes más recalcitrantes y resaltantes que ha tenido el Fujimorismo en la historia política de los últimos 20 años, y, claro está, la congresista con más tiempo en el Legislativo.
La recordaremos sentada en la “Salita” del SIN junto a Vladimiro Montesinos, Absalon Vasquez y Alex Kouri (ambos sentenciados), planificando la campaña municipal de este último contra Alberto Andrade o defendiendo las denuncias de corrupción y relección que llegaban al Parlamento contra el régimen, entre tantos otros casos, como la organización de los programas sociales dirigidos por el entonces gobierno de Alberto Fujimori. 
Todos pensaríamos que con la caída del gobierno, ella también dejaría la vida política, sin embargo esas ironías de la vida política de nuestro país permitieron que, ante la dimisión de Martha Chavez, sea la encargada de colocarle la banda presidencial a Valentín Paniagua en el gobierno de transición, pero, nuevamente fue elegida congresista en el año 2001 junto a Martha Chavez y otros, sin embargo en ese mismo año fue vacada de su cargo por Infracción a la Constitución e inhabilitada por 06 años, lo cual no fue impedimento para que sea una de las congresistas más votadas de Fuerza Popular en el año 2006, y así sucesivamente hasta estas últimas elecciones.
Con todos estos antecedentes la menos idónea para presidir la Mesa Directiva del Congreso es  Luz salgado, sobre todo cuando su historia política es una historia de cuestionamientos y alianzas con lo más sórdido de la corrupción en el Perú.
 Nadie duda que en su experiencia podría aportar significativamente al Congreso, pero la representación exige algo más: Legitimidad. Legitimidad que se gana con trayectoria y con un correcto perfil político que genere consenso, unidad y representatividad, algo que Salgado no conoce y el Fujimorismo tampoco.
Solo en el Perú donde gran parte de la gente considera lo incorrecto como correcto podemos seguir pensando que el Fujimorismo es el llamado a presidir un país o aún un poder del Estado. Estamos tan cerca del olvido.
Abog. Johann E. Oporto Gamero. 
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