El Perú es un país que no tiene mucha historia democrática en su vida republicana. Es la primera vez en toda nuestra historia republicana que elegimos un cuarto presidente de manera continua por la vía democrática. Esto constituye un hito en la historia nacional, pero falta mucho por hacer para el fortalecimiento democrático; además, el 60% de la población desconfía de nuestra democracia.
Para que pueda existir una democracia representativa real y fuerte, es necesario que exista un sistema partidario y electoral también fuerte. Los partidos políticos son indispensables para llevar una vida democrática correcta. Las organizaciones políticas deben ser los que mantengan un constante diálogo con las fuerzas sociales y lleven sus intereses; donde capacitan a los cuadros para que estén preparados y así asumir los cargos públicos; donde sus dirigentes den cuentas a los militantes de lo que hacen por su país; Es en un partido político donde debe existir un filtro en las elecciones internas, para decidir quiénes son los más competentes a fin de que sean sus candidatos; El que otorga capital político a sus militantes (capital ideológico y administrativo). En resumen, el partido político es totalmente necesario para llevar una vida republicana. Ricardo Vásquez Kunz nos dice que: “lo que el pueblo tiene que entender es que la política, como cualquier actividad especializada de la vida, es una profesión. Tiene su propia dinámica, sus propios códigos de acción y su propio objeto y visión. Es, en suma, una carrera como la de ingeniero, médico o programador de computadoras. Se enseña en los partidos políticos tradicionales”
Lo que sucede en el Perú es que, no existe un sistema partidario fuerte. La existencia de partidos políticos es casi nula. En el Perú, la mayoría de organizaciones políticas son “partidos menores” (bajo capital ideacional y bajo capital administrativo) y “partidos clientelistas” (bajo capital ideacional y alto capital administrativo), que tan sólo aparecen en los momentos electorales, generando un perjuicio a la democracia. Esto es algo que los politólogos llaman “Coalición de Independientes”. Gente que sólo les vincula ganar las elecciones, nada más. Al no tener vida institucional partidaria, son los candidatos los que pueden aportar dinero a la campaña, o los amigos del caudillo, o los que simplemente son populares en algún ámbito. Además, el financiamiento poco transparente que reciben las organizaciones políticas en campaña es un preámbulo de una posible autoridad corrupta. Todo esto hace que tengamos comeoros, planchacamisas, robacables, etc como representantes nacionales. Que tengamos a gente con un prontuario como candidatos y autoridades electas. – El Cusco es un ejemplo de eso -.
El tener representantes de tan bajo nivel y con graves cuestionamientos hace que la gente no confié en su democracia. El ciudadano percibe al político como parte del problema, no de la solución y a veces esto se traduce en apoyo de candidatos no tan democráticos. He ahí la necesidad de la reforma electoral planteada por el JNE, pues es nuestro deber realizar las modificaciones necesarias en la legislación para que el sistema democrático mejore. Necesitamos políticos de carrera, políticos que representen una visión, políticos que sean elegidos por sus bases, políticos que rindan cuentas a su militancia, es decir, necesitamos políticos reales.
Darwin Urquizo
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