El papa Francisco ya se encuentra en suelo peruano, y desde que pisó el territorio nacional las muestras de afecto y consideración de la población no han cesado, tal como se ha observado en el desplazamiento del pontífice por las calles de Lima y en las redes sociales, en las que tiene una presencia sólida con millones de seguidores de todo el mun­do. Causará el mismo impacto, sin duda, con su periplo de hoy por la ciudad selvática de Puerto Maldonado, y también mañana, cuando haga lo propio en Trujillo, la Ciudad de la Eterna Primavera.

El arribo del máximo representante del catolicismo en el mundo es quizá la visita internacional de mayor relevancia y significación para el Perú en el presente año.

De hecho, la Constitución considera, en su artículo 50º que “dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado peruano reconoce a la Iglesia católica como ele­mento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración”.

Podemos afirmar, entonces, que la gira de Jorge Bergo­glio a tierras peruanas dejará huellas en diversos planos, pero quizá la más importante se registre en la consolidación del catolicismo como el credo de mayor práctica en el país, y en la inversión hecha por el Estado en la generación de infraestructura necesaria para su visita y que permanecerá en beneficio de los peruanos.

La presencia del vicario de Cristo es precisamente una ocasión de oro para que los cristianos, en general, y los católicos, en particular, consoliden su fe en un credo con 2,000 años de historia de evangelización mundial, obras de humanismo, creación de arte sacro y sacrificio de sus mártires, que no deben ser soslayados por yerros de algu­nos representantes, cuya conducta no puede ser atribuida erróneamente a toda una institución de valores conspicuos y elevados.

Tal como lo establece la Carta Magna, el Estado respeta otras confesiones y puede establecer formas de colabora­ción con ellas, y en este caso ha dispuesto la colaboración pública, que se traduce en una inversión aproximada de 37 millones de soles como pliego presupuestal asignado para actividades similares, tal como lo afirmó el ministro de Tra­bajo, Alfonso Grados, coordinador nacional de la gira papal.

Se trata de fondos destinados a los ministerios de Rela­ciones Exteriores y de Cultura, así como a las regiones del país donde acudirá el pontífice al encuentro de los fieles, a fin de realizar obras que después quedarán para el pueblo y que redundarán en ganancias generadas por ventas, hospe­dajes, turismo, transporte público, taxis, comida, entre otros rubros.

En su calidad de Jefe de Estado del Vaticano, Francis­co se hospedará en la Nunciatura Apostólica hasta el do­mingo 21, y aunque la gira es breve, está por descontado que dejará su impronta en la vida de los peruanos, que han demostrado tal grado de devoción religiosa que los medios internacionales han dado cuenta de la masiva concurrencia a los actos de bienvenida. Es un hecho objetivo de que el impacto será mayor en los próximos días.


Source: El Sol