Sendero Luminoso (SL), la organización terrorista culpable de miles de muertes en el Perú, es, sin duda, una de las grandes tragedias que nos ha pasado en nuestra historia republicana. En los años 80, el estado entró en guerra con esa organización e inclusive existía la posibilidad de que Sendero gane la guerra – algunos años la estaba ganando -, pero, y gracias a diversos esfuerzos, se encarceló a su líder máximo, Abimael Guzmán, y evitamos ser gobernados por un sanguinario comparable a Pol Pot.
Es difícil pensar en algo peor que nos pueda pasar como nación, pero hace poco, Hugo Neira dio la alarma: “la crisis institucional… esto es más grave que Sendero, me refiero al ingreso de las mafias”. Hugo Neira hace eco de aquello que estaba siendo denunciado por casi todos los politólogos peruanos y extranjeros sobre que la crisis más grave que está viviendo el Perú contemporáneo, que es, justamente, la crisis institucional. Pero le da un tono mucho más preocupante al afirmar que es más peligroso que SL.
En la política peruana cualquier persona puede ser candidato y ocupar un cargo público. Al no existir un sistema de partidos fuerte, mayores requisitos en cuanto a ser candidato, al tomar en serio el financiamiento de las organizaciones políticas ni de las campañas electorales, hace posible que no sólo los improvisados ocupen un cargo público, sino que las mafias (narcotráfico, minería ilegal, mafias de corrupción, etc) participen libremente en la vida política del país.
Esta, quizá, es la razón por la que Neira de tremenda alarma. En la lucha contra Sendero, casi todo el estado y los políticos – a excepción de algún sector mayoritario de izquierda que los llamaba “hermanos de lucha”- tenían como misión destruir a SL. No existían congresistas, alcaldes, gobernadores regionales, asesores, regidores, consejeros que hayan sido senderistas y por ello casi ninguna decisión estatal estaba dada para apoyar a este grupo; En cambio, ahora, tenemos serios indicios del involucramiento del narcotráfico en la política; de mafias locales y regionales en busca del tesoro público; congresistas involucrados en la minería ilegal, la prostitución, etc. que ya están trayendo víctimas al país.
Por todo esto, es importante debatir las reformas políticas y electorales necesarias, pero lamentablemente ningún partido político toma en serio este tema. Tenemos dos caminos: 1) Dejamos las cosas como están y nos volvemos, como México, un casi narco estado o; 2) Apostamos por la institucionalidad y hacemos las reformas necesarias como lo hizo Colombia.
Darwin Urquizo
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