1)    Un problema histórico.
La  descentralización  es una de las  promesas más viejas del Perú republicano. Como es sabido, en términos de organización institucional,  el centralismo  es parte de la herencia colonial del virreinato, que en casi dos siglos  nuestras  elites  gobernantes y, más actualmente, el neoliberalismo,  no han podido superar y menos encaminar correctamente. El sentimiento regionalista, históricamente,  siempre ha estado muy arraigado en el sur del país; pero, hasta hoy, no ha tenido un programa ni un camino definidos, ni ha estado  orientado a superar los problemas esenciales de nuestro país. En mucho, la actual forma de discutir la descentralización haciendo omisión de la estructura económica y política del país,  se parece a la vieja polémica entre federalistas y centralistas de la clase dominante  de siglos pasados, una discusión centrada en la forma y no en el fondo.
Por ello, aquí enfocaremos la descentralización  sin hacer omisiones de las cuestiones políticas, económicas y sociales que esto implica y, por cierto, retomando sin anacronismos la tesis central del Amauta desarrollada  en los 7 ensayos (Regionalismo y Centralismo) de 1928, que a la letra dice: “A la nueva generación no le preocupa en nuestro régimen lo formal, sino lo sustancial, la estructura económica”. En términos esenciales, este criterio  es absolutamente vigente y es por ello que, muy lejos de cualquier sospecha  de dogmatismo, partiremos por allí.
2)    Una contradicción de fondo
Desde nuestra perspectiva, la descentralización es una reforma del Estado cuyos objetivos  económicos, políticos y sociales son incompatibles, en sus fines y propósitos,  con el neoliberalismo. He allí la contradicción de fondo que explica porque  el último  proceso de descentralización ha fracasado, para decirlo sin eufemismos.    
La descentralización tiene fines opuestos al neoliberalismo. Veamos. La descentralización busca, en términos globales, el desarrollo integral del país; el neoliberalismo solo es un modelo de crecimiento que favorece a unas cuantas elites, un modelo centrado  en la exportación de minerales y dependiente del comercio exterior, que profundiza día a día las desigualdades sociales. La descentralización busca, en términos sociales,  que la gente acceda a mayores y mejores servicios públicos; el neoliberalismo es el reino de lo privado y hace de los derechos y de los servicios públicos un negocio mediante las políticas de privatización extrema, como las  que se impusieron en  los años 90  al amparo de la dictadura de libre mercado y de la constitución fraudulenta de 1993.
La descentralización, en el aspecto político, busca una gestión más eficiente  de los gobiernos subnacionales  y mayor participación ciudadana en las decisiones políticas; el neoliberalismo es el reino de la corrupción  y del  poder de las tecnocracias pro-empresariales, incompatibles con una gestión eficiente, honesta, y sobretodo, democrática. (Ver la “Historia de la corrupción en el Perú” de Alfonso W. Quiroz).
3)    Balance del proceso  de descentralización
En síntesis, el proceso de descentralización  que se  inició en el 2002 con el objetivo del lograr el  desarrollo integral del país, no ha pasado de ser, en la era neoliberal, una promesa incumplida más, entre muchas otras. Y el error principal que se comete  es el simplismo  , ni siquiera técnico, de reducirlo  todo a un problema de gestión o tramitología,  cuando  en el fondo  es una reforma del Estado  que mínimamente exige  replantear , en vías de cambio,  muchos aspectos de la  estructura económica y política del país, y discutir seriamente la diversificación productiva, por ejemplo.  No sorprende por ello que cada cierto tiempo nos salgan con que el “proceso de descentralización” no ha tenido avances significativos y  que, por lo tanto, necesita ser “revitalizado”. Incluso la descentralización fiscal o presupuestal que  obedece a la Ley del canon, muy dependiente de la economía extractivista, más que a la vocación descentralista de los gobiernos neoliberales.   ¡Estamos en condición de repetir con Hamlet: “palabras, palabras, palabras”!, ya lo decía el maestro Gonzales Prada.
4)    PPK y sus propuestas de descentralización
La primera gran limitación de este nuevo gobierno neoliberal es que reimpulsará la descentralización bajo el mismo “enfoque administrativo” de los gobiernos pasados y, además, sobre las mismas bases  neoliberales que, como señalamos, son esencialmente excluyentes con los fines de la descentralización. En suma, la  continuidad neoliberal reforzada  por la mayoría Fujimorista en el congreso y las propuestas limitadas (incluso técnicamente) de este gobierno, como la de crear el Ministerio de apoyo a las regiones, la descentralización de Pro-inversión,  así como la eliminación del SNIP, son señas del  populismo neoliberal,  la falta de un plan integral de descentralización y del agotamiento del modelo actual. Hay quienes creen que la presencia de Martin Vizcarra, por sí mismo,  es un buen augurio para la descentralización, simplemente  porque fue presidente regional de Moquegua. ¡Esto ya no lo puedo comentar!
5)    Cusco y los compromisos de PPK
En el Cusco, y buena parte del sur, casi 7 de cada 10 electores votaron por PPK, lo que exige, en términos políticos y morales, el cumplimientos de sus compromisos con estas regiones, de lo contrario las olas de protesta volverán a acechar palacio de gobierno. El Cusco tiene una exigencia valorizada en 8500 millones de soles, solo en obras de infraestructura,  y la cuestión es si el gobierno de PPK podrá cubrir ese déficit de infraestructura.
El horizonte esta sombrío, pues recordemos que ya es el segundo año consecutivo que los ingresos por concepto de canon disminuyeron en casi 40% en las regiones del sur, por efectos de la caída de los precios internacionales.  Mientras tenemos obras pendientes-y perdonen la redundancia- por un valor  aproximado de 8500 millones de soles,  como los que siguen:
El Gasoducto Sur- Peruano
El Aeropuerto Internacional de Chinchero
La conclusión del Hospital Antonio Lorena
La planta de fraccionamiento de Kepashiato
La central térmica en Quillabamba
Las obras hídricas en Espinar
Etc.
6)    Una nueva alternativa de descentralización
La descentralización es una reforma del Estado, cuyos fines y propósitos exige  tener como base la superación del neoliberalismo y la recuperación del sentido de lo público, así como la construcción de un nuevo modelo económico compatible con los fines de desarrollo integral, democracia ciudadana y mayor acceso a servicios públicos  de calidad. Esa es la primera cuestión política que debemos replantarnos si realmente buscamos el desarrollo de nuestro país mediante la descentralización. Junto con ello,  la necesidad  diversificar la estructura productiva del país y de contar, ya en lo técnico,  con el capital humano capacitado, muy lejos de esa burocracia indiferente a las necesidades de la sociedad. La urgencia de implementar  una gestión pública por resultados, la creación de un sistema nacional de compras que elimine la relación directa entre el contratante y el contratado (Fuente de corrupción), la aprobación de una ley que haga imprescriptible los delitos de corrupción ,  y la reestructuración de muchas instituciones en nuestro país, etc. Para empezar.  
Por: Cesar Augusto Holguín L.
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